Aves del bosque húmedo de Huatusco

Aves del bosque húmedo de Huatusco

Entre el Bosque Mesófilo de Montaña y las plantaciones de café, en Huatusco, Veracruz, vuelan más de 300 especies distintas de aves (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Una lechuza de campanario (Tyto alba) observa desde su nido, el hueco de un árbol. Este depredador nocturno cuenta con una buena visión nocturna, más es su oído su principal herramienta. Localiza roedores al sobrevolar el área, y cuál espectro de la noche, desciende sobre ellos con sus afiladas garras. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Por si sólo, el tucancillo verde (Aulacorhynchus prasinus) es un ave vistosa. Su plumaje escarlata y adornos que van del azul al rojo ocre le dan una paleta de colores extensa. Pero esta combinación le ayuda a confundirse entre las hojas de los árboles. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

En busca de pareja, el tordo ojos rojos (Molothrus aeneus) agita las plumas de su cuello. Esta especie no cría  a sus pollueos, pues es un parásito de nidada. La hembra busca nidos desatendidos de otras especies para colocar los suyos en estos. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Posado sobre una albahaca (Ocimum tenuiflorum), un semillero de Collar (Sporophila morelleti) está atento al resto de su parvada. Se reúne en grupos y forrajean los arbustos y los suelos en búsqueda de semillas para alimentarse. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Un cernícalo americano (Falco spaverius) posado en la rama de un árbol. Cuándo divisa a su presa, baja en picada para devorarla. Esta ave rapaz puede incluso atrapar aves pequeñas o murciélagos en pleno vuelo. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Un zopilote común (Coragyps atratus) aterriza sobre un árbol muerto. Un carroñero de excelente visión, detecta su próxima comida al sobrevolar el área, buscando cadáveres, basura, animales enfermos o débiles. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Los machos del carpintero cheje (Melanerpes aurifrons) presentan un plumaje rojo sobre su cabeza. Esta especie martillea su pico contra los árboles en busca de alimento o para producir un sonido llamado “tamborileo”. El carpintero cheje usa este tamborileo para marcar territorio y atraer a las hembras. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

El suave y repentino aleteo del gavilán de Cooper (Accipiter cooperii) es lo último que escuchan sus presas. Este rapaz mediano se abalanza entre el follage, cayendo inesperadamente sobre su víctima. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Un colibrí corona azul  (Saucerottia beryllina) se alimenta de las flores de un colorín (Erythrina coralloides).  Cuando anida, la madre colibrí incita a sus polluelos a volar, perchando en una rama cercana y cantando. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Las ramas que cuelgan cerca de los ríos sirven al martín pescador verde (Chloroceryle americana) como plataforma de vigilancia. Una vez identifica su presa, este experto en volar bajo se zambulle para atraparla. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

El tángara alas amarillas (Thraupis abbas) se caracteriza por el cuadro amarillo en sus pumas y su cabeza violeta. Estos colores se forman en la madurez, pues en estado juvenil su cabeza y espalda son verdes. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Un ave de varios talentos, la calandria de Baltimore (Icterus galbula) usa su característico canto para atraer pareja. Las hembras construyen complejos nidos, tejiendolos de fibras naturales y cubriéndolos con materiales del bosque. Es también la mascota de un equipo de baseball profesional de Estados Unidos. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

La coloración del pavito alas negras (Myioborus miniatus) cambia según la región geográfica dónde se encuentre. La fuerte coloración roja es típica de México, mientras que en centro américa es de un fuerte naranja. Yendo aún más al sur, desde Costa Rica hasta Bolivia, presentan un vientre amarillo.. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Una parvada de chucuyo o loro corona blanca (Pionus senilis) en vuelo. Su característica cabeza de plumaje blanco le otorgó su nombre científico, pues asemeja una cabellera canosa. Su rango es extenso, desde el este de México hasta Panama, en las regiones cercanas a las costas. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Primer plano de un loro cabeza blanca. (Foto: Getty images)

El barón rojo de los bosques, la Táranga (Piranga rubra) es un cazador letal en el aire. En reposo se mantienen escondidos en las copas de los árboles. Durante la cacería entabla combate aéreo con los insectos de los cuales consiste su dieta. Así sean mariposas o avispas. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

El papamoscas negro (Sayornis nigricans) habita cerca de cuerpos de agua. Ríos, lagos, riachuelos, incluso canales de irrigación, en cualquier sitio dónde pueda encontrar insectos. Al igual que las aves pescadoras, se percha cerca de la superficie para abalanzarse sobre su presa. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

Un colibrí Berilio (Saucerottia beryllina) extrayendo néctar de una flor. Esta pequeña ave es también cazadora de insectos y es capaz de atraparlos en el aire.  (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

La mirada de un cazador. Un papamoscas copetón (Mitrephanes phaeocercus) espera en una rama a que pase su presa. Esta cantor de voz aguda es capaz de atrapar insectos en el aire para devorarlos.. (Foto: Gerardo Tejeda Sartorius)

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