En medio del tráfico intenso de la autopista U.S. 101, una de las más transitadas del área metropolitana de Los Ángeles, se alza una solución innovadora para la conservación de la biodiversidad: el Wallis Annenberg Wildlife Crossing, el paso de fauna más grande del planeta. Esta estructura ecológica, actualmente en construcción en Agoura Hills, busca reconectar hábitats que fueron separados por décadas de expansión urbana.
Con 64 metros de largo y 52 metros de ancho, este corredor natural no es un simple paso elevado. Estará cubierto por unas 5 mil plantas nativas y diseñado para integrarse completamente al paisaje, ofreciendo un entorno seguro y natural para que especies como pumas, ciervos, mariposas monarca, linces y murciélagos puedan cruzar sin riesgo.
Además de ayudar a preservar la fauna local, el proyecto apunta a prevenir accidentes de tránsito causados por encuentros con animales silvestres. En Estados Unidos, cada año se registran entre 1 y 2 millones de colisiones de este tipo, con consecuencias fatales tanto para humanos como para animales.

Una respuesta a la crisis genética de los pumas
La necesidad de este paso o cruce se evidenció en estudios realizados desde los años 90, que alertaron sobre el aislamiento genético de los pumas en las Montañas de Santa Mónica. Cercados por autopistas y zonas urbanas, estos felinos estaban quedando atrapados en lo que los biólogos llaman “islas ecológicas”, donde la endogamia extrema amenazaba su supervivencia.
El nuevo paso ofrecerá una ruta segura hacia las Simi Hills, restaurando el intercambio genético entre poblaciones y asegurando la continuidad de la especie en la región.
Iniciado en 2022 y con una fecha de finalización estimada en 2026, este ambicioso proyecto es fruto de la colaboración entre el Departamento de Transporte de California (Caltrans), la Fundación Annenberg y otras entidades públicas y privadas. Su diseño contempla múltiples capas que replican el suelo natural, incluyendo una base impermeable, tierra fértil y vegetación que favorece el tránsito de diversas especies.
Este puente, además de reconectar un ecosistema fragmentado, pretende establecer un precedente global en donde voluntad política, la ciencia y el diseño se alineen con el respeto a la vida silvestre.