La moda rápida, un fenómeno cada vez más presente en el consumo global, está acelerando una crisis medioambiental de proporciones alarmantes.
En el marco del Día Internacional de Cero Residuos, celebrado el pasado 30 de marzo, el Secretario General de la ONU, António Guterres, hizo un llamado urgente a tomar medidas para frenar el devastador impacto de la industria textil sobre el planeta. En su intervención, Guterres resaltó que cada segundo se destruye o se descarta el equivalente a un camión de basura lleno de ropa, lo que subraya la magnitud del problema.
La industria de la moda se ha consolidado como una de las más contaminantes del mundo, siendo responsable de hasta el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Esta industria no solo impacta en el aire, sino que también consume enormes cantidades de agua. Según estimaciones, se utilizan 215 billones de litros de agua anualmente, una cifra comparable a 86 millones de piscinas olímpicas. A esto se suma el uso de miles de productos químicos, muchos de ellos peligrosos para la salud humana y los ecosistemas.
A pesar de los datos alarmantes sobre el consumo de recursos y la contaminación, la producción y el descarte de ropa siguen ocurriendo a un ritmo sin precedentes. Este fenómeno es impulsado por un modelo de negocio basado en la rapidez y en lo desechable, priorizando la producción masiva y la obsolescencia de los productos por encima de la sostenibilidad.
Guterres advirtió que la crisis de residuos de la moda no es un fenómeno aislado, sino un reflejo de un problema mucho mayor a escala mundial. Cada año, los seres humanos generan más de 2 mil millones de toneladas de residuos, una cantidad que, si se apilaran en contenedores de transporte estándar, sería suficiente para dar 25 vueltas al planeta. Este volumen de desechos afecta negativamente a la tierra, el aire y el agua, impactando principalmente a las comunidades más vulnerables.
El Secretario General de la ONU destacó que los países más ricos están exportando sus residuos al Sur Global, incluyendo desde productos electrónicos obsoletos hasta plásticos de un solo uso. Muchos de estos países carecen de la infraestructura adecuada para procesar los desechos que reciben, lo que contribuye a la contaminación y crea condiciones laborales peligrosas para quienes trabajan en el reciclaje informal.
La moda como un desafío global
En este contexto, el Día Internacional de Cero Residuos de este año pone el foco en la industria de la moda, un sector caracterizado por su alto consumo de recursos y su contribución a la contaminación ambiental. El modelo de producción y consumo de la moda rápida, en el que las prendas son descartadas después de un uso breve, es uno de los mayores responsables de la generación de residuos.
Los expertos apuntan que una de las soluciones más efectivas sería extender la vida útil de la ropa. De acuerdo con las estimaciones, si la vida útil de las prendas se duplicara, las emisiones de gases de efecto invernadero podrían reducirse en un 44%. Sin embargo, también existen oportunidades dentro de la industria para transformar este panorama, mejorando la sostenibilidad y la economía circular.
El Secretario General de la ONU reconoció los esfuerzos de algunos sectores dentro de la industria textil para adoptar prácticas más sostenibles. Algunos diseñadores están experimentando con materiales reciclados, mientras que los consumidores muestran un creciente interés por productos más responsables con el medio ambiente. Además, los mercados de reventa están ganando popularidad en muchos países, lo que refleja un cambio en las preferencias de los consumidores hacia una economía más circular.
No obstante, Guterres hizo un llamado a la acción más allá de las buenas intenciones. Instó a los gobiernos a implementar políticas y normativas que fomenten la sostenibilidad y las iniciativas de cero residuos, creando marcos regulatorios que impulsen un cambio real en la producción y el consumo.
El Desafío de Evitar el “Lavado de Imagen Verde”
Una de las problemáticas más críticas señaladas por Guterres es el “lavado de imagen verde”, una práctica en la que las empresas hacen un uso superficial de la sostenibilidad como estrategia de marketing, sin realizar cambios sustanciales en sus procesos. El Secretario General subrayó que las empresas deben ir más allá de las apariencias y tomar medidas concretas para reducir los residuos, aumentar la circularidad de los productos y mejorar la eficiencia de los recursos a lo largo de toda la cadena de suministro.
Los consumidores también juegan un papel fundamental en la lucha contra los residuos. Guterres hizo un llamado a la responsabilidad individual, sugiriendo que las personas pueden contribuir de manera significativa al elegir productos duraderos, evitar el consumo excesivo y apoyar mercados de reventa. La decisión consciente de reducir el desperdicio de ropa es clave para lograr un cambio real en los hábitos de consumo.
El Secretario General recordó que la lucha contra los residuos va más allá de la industria de la moda. A nivel global, más de mil millones de personas viven en asentamientos informales o barrios marginales sin una gestión adecuada de los residuos. Esta situación genera graves riesgos para la salud pública, ya que la acumulación descontrolada de basura contribuye a la contaminación y a la pérdida de biodiversidad.
El manejo inapropiado de residuos, tanto sólidos como líquidos, está exacerbando los problemas ambientales en muchas regiones del mundo. Los vertidos no regulados y las malas prácticas de eliminación de residuos están contribuyendo significativamente a la contaminación del aire, el agua y el suelo, lo que afecta a la biodiversidad y crea condiciones insostenibles para las comunidades más vulnerables.