Investigadores han logrado desarrollar una bacteria modificada genéticamente que podría revolucionar el reciclaje de materiales como el nailon, utilizado comúnmente en ropa y redes de pesca. Este tipo de plástico, conocido por su durabilidad y resistencia, rara vez se recicla, y en su mayoría termina en vertederos o se arroja al océano, lo que representa un gran desafío medioambiental.
El nailon, también llamado poliamida alifática, tiene una tasa de reciclaje inferior al 5%, pese a que su producción anual alcanza las 10 millones de toneladas. Según Nick Wierckx, del Centro de Investigación de Jülich en Alemania, “la mayor parte acaba en vertederos” y su incineración es complicada, ya que genera sustancias tóxicas como los cianuros.
A pesar de que se puede disolver el nailon en soluciones ácidas, los compuestos resultantes no son económicamente viables para su reutilización. Sin embargo, un equipo de científicos ha conseguido modificar la bacteria Pseudomonas putida para que pueda descomponer los químicos del nailon disuelto y transformarlos en productos útiles, lo que abre nuevas posibilidades para el reciclaje.
Esta bacteria ya es conocida por su capacidad para degradar materiales derivados del petróleo y limpiar derrames. En este caso, los investigadores modificaron una cepa de P. putida, introduciéndole genes que le permiten metabolizar los compuestos del nailon. Tras varios ciclos de cultivo en laboratorio, lograron obtener una bacteria capaz de utilizar estos compuestos para producir polihidroxibutirato, un plástico biodegradable y seguro para los seres vivos.
Según Wierckx, la bacteria descompone entre el 80 y el 90 por ciento del plástico tratado, aunque señala que podría estar descomponiendo casi todo el material, ya que la técnica de medición actual no es suficientemente precisa. Aunque los resultados son prometedores, aún se necesita avanzar para aumentar la cantidad de productos útiles generados, que actualmente constituye solo el 7% de la biomasa bacteriana seca al final del proceso.
El proceso aún no está listo para su aplicación comercial, pero los investigadores planean realizar más modificaciones en las bacterias y optimizar los químicos empleados para mejorar los resultados. Wierckx advierte que podría tomar entre 10 y 30 años antes de que este enfoque sea viable a gran escala.
No obstante, aunque esta tecnología podría transformar el reciclaje del nailon, Wierckx asegura que no debemos preocuparnos por que las bacterias desintegren accidentalmente nuestra ropa. Es necesario un tratamiento previo del plástico para que se haga digerible por las bacterias, lo que significa que no afectarán los plásticos no procesados.
Por el momento, la bacteria no está lista para limpiar redes de pesca viejas en el océano, pero Wierckx confía en que este avance permitirá, en el futuro, recoger y reciclar plásticos resistentes al calor presentes en redes, ropa y partes de vehículos, contribuyendo así a reducir la contaminación por plásticos.