Rosa Mendoza Sosa y Shanni Valeria Mora viajaron a Estocolmo, Suecia, para participar en la Semana Mundial del Agua de Estocolmo 2024. Las estudiantes viajaron en representación de México, mostrando su proyecto de reutilización de agua contaminada con tintes textiles con fines de cultivo. Durante una ceremonia celebrada el pasado 27 de agosto, las jóvenes oaxaqueñas recibieron el premio Diploma a la Excelencia por su proyecto para filtrar los tintes del agua.
La dupla estudiantil presentó un prototipo de filtro para reutilizar el agua entintada con productos textiles de manera eficiente. El modelo se diseñó pensando en la sostenibilidad, por lo que está compuesto por partes fáciles de adquirir y reemplazar como algodón, carbón y piedras. El filtro desarrollado por las jóvenes oaxaqueñas es capaz de separar los químicos del agua, así como reducir su acidez.
Las mexicanas recibieron el Diploma a la Excelencia, correspondiente al segundo mejor proyecto de la competencia. Los representantes del Reino Unido, Christopher Whitfield y Wenqi Zhao, se llevaron el Stockholm Junior Water Prize, asignado al mejor proyecto. El representante brasileño Manoel José Nunes Neto recibió el premio People ‘s Choice Award, elegido por votación popular.
Las jóvenes oaxaqueñas previamente habían ganado el Premio Nacional de Agua 2024. Esta presea, otorgada en junio por la Universidad Nacional Autónoma de México, contó con la participación de más de 400 jóvenes.
Rosa y Shanni, las estudiantes galardonadas, crecieron en Teotitlán del Valle, una localidad ubicada en los valles centrales de Oaxaca, a aproximadamente 40 minutos de la capital del estado. Las jóvenes describieron que su proyecto se inspiró en la conexión de su comunidad con sus tradiciones textiles. El 70 por ciento de los habitantes de Teotitlán del Valle están relacionados a la producción de textiles, siendo las alfombras el producto principal.
“En nuestra villa, los textiles no son sólo productos, son un testamento de nuestras tradiciones, realizados con técnicas heredadas por generaciones”, describió Rosa Mendoza en la documentación del proyecto.
Rosa y Shanni desarrollaron sus filtros considerando que por cada kilo de lana teñida se utilizan 15 litros de agua. Previo a este proyecto, el agua contaminada por los tintes textiles regresaba al ambiente, lo que amenazaba la salud de los habitantes. Las estudiantes desarrollaron el filtro con el objetivo de mitigar la contaminación del agua y conservar su herencia cultural.