El nombre de Sian Ka’an tiene origen maya y significa “lugar dónde comienza el cielo” o “puerta del cielo”. Aquí no encontrarás rejas doradas, pero sí arena blanca, aguas turquesa y manglares verdes. (Foto: Getty images)
Un acercamiento con un mono araña (Ateles geoffroyi). Gracias a la dieta de estos changos, múltiples especies frutales pueden esparcir sus semillas por el ecosistema, permitiendo su regeneración.(Foto: Getty images)
Quintana Roo es el estado de México con mayor cantidad de bosques de manglares. El 47 por ciento de este ecosistema está repartido tan solo en cinco países del mundo: Indonesia, Brasil, Nigeria, México y Australia. (Foto: Getty images)
Una joven chara yucateca (Cyanocorax yucatanicus) posa sobre la rama en un árbol de mangle. Estos parientes de los cuervos tienen el cuerpo blanco y el pico amarillo al nacer, conforme alcanzan la madurez adquieren la coloración negra. (Foto: Getty images)
Una madre coatí de nariz blanca (Nasua narica) y su cría se asoman entre la vegetación. Los machos de esta especie suelen ser solitarios, mientras que las hembras y los cachorros se reúnen en grupos.(Foto: Getty images)
De los seis tipos de mangle que existen en México, la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an es hogar de los cuatro más comunes, el mangle rojo (Rhizophora mangle), el mangle blanco (Laguncularia racemosa), el mangle prieto (Avicennia germinans) y el mangle botoncillo (Conocarpus erectus). (Foto: Getty images)
El martinete coronado amarillo, o garza nocturna de corona clara (Nyctanassa violacea) habita principalmente en las costas, en aguas poco profundas. Su nado es característico, ya que desplaza sus largas patas detrás de su cola. (Foto: Getty images)
En 1987, Sian Ka’an fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. En 2003 entró en la categoría de “Sitio Ramsar” por ser considerado un humedal de importancia internacional. (Foto: Getty images)
La garza tigre mexicana (Tigrisoma mexicanum) es uno de los residentes más icónicos de los manglares. Para atrapar a sus presas, se mantiene totalmente quieta, hasta que esta se encuentre al alcance de su pico. (Foto: Getty images)
Los ríos y lagunas subterráneas de la zona permiten a la vegetación de Sian Ka’an prosperar y alcanzar los 30 metros de altura en algunas partes. (Foto: Getty images)
La raya látigo americana (Hypanus americanus) es un pez costero curioso y sociable, se le ha observado acercándose a los turistas y recibiendo comida de sus manos. En su cola posee un aguijón serrado y venenoso. (Foto: Getty images)
El área completa de la reserva de Sian Ka’an es de 652 mil 192.97 hectáreas. En ella encontramos manglares, cenotes, selva, playas de arena blanca y un extenso arrecife de coral que corre paralelo a la costa. (Foto: Getty images)
Según un estudio de la revista Ciencia, 19 especies, es decir, el 53 por ciento de la diversidad de delfines en el mundo, tienen algún tipo de población o presencia en México. (Foto: Getty images)
Los delfines nariz de botella (Tursiops truncatus) son ágiles nadadores, en promedio alcanzan velocidades de hasta 12 kilómetros por hora. Cuando se preparan para saltar, pueden impulsarse con una velocidad de hasta 32 kilómetros por hora. (Foto: Getty images)
Una tortuga verde (Chelonia mydas) disfruta las cálidas aguas de la costa caribeña. Estos reptiles se encuentran en peligro ya que la expansión humana consume sus sitios de anidación. (Foto: Getty images)
Un pelícano americano marrón, o pelícano pardo (Pelecanus occidentalis) descansando en el follaje del manglar. Estas aves viven estrictamente en zonas costeras.. (Foto: Getty images)
Una garceta blanca (Ardea alba) espera pacientemente a que alguna presa salga de la vegetación. Los espesos manglares de la reserva sirven de hogar y alimento para pequeños peces y reptiles. (Foto: Getty images)
Dentro de la reserva es posible encontrar actividades de ecoturismo como paseos en tirolesa o nadar en las cristalinas aguas de los cenotes. (Foto: Getty images)
Una pareja de águilas pescadoras (Pandion haliaetus) anida en la cima de un mangle. Se ha observado que estas aves utilizan el mismo nido durante años, recolectando ramas y otros materiales para expandirlo conforme sus necesidades. (Foto: Getty images)