El insecto cacahuate (Fulgora laternaria), también conocido como machaca, emite un potente olor al sentirse amenazado. Se alimenta de néctar y es inofensivo para los humanos. A pesar de esto, un mito latinoamericano indica que su picadura puede ser mortal y según el folklore, el afectado tiene 24 horas después de la picadura para tener un encuentro sexual o perecerá. (Foto: Claudio Contreras Koob)
El escarabajo hércules mexicano (Dynastes Hyllus) es un coleóptero que habita las cañadas y zonas montañosas. Los machos utilizan su característico cuerno como arma para competir por las hembras. (Foto: Claudio Contreras Koob)
“Realmente este lugar es mágico”, describió el fotógrafo Carlos Contreras Koob en entrevista con Remedia. El nacimiento del Río Frío es un balneario dentro de la reserva de El Cielo, el cuál está abierto al público. (Foto: Claudio Contreras Koob)
La calandria o bolsero de Wagler (Icterus wagleri) habita los bosques abiertos y las tierras altas. En Chiapas es conocido como “cuñarra, cuñarra”. El naturalista mexicano Miguel Álvarez del Toro atribuye este nombre a su peculiar canto. (Foto: Claudio Contreras Koob)
El Cheje carpintero (Melanerpes aurifrons ) se alimenta de frutas, insectos y semillas. El golpeteo de sus picos contra la madera es común en las zonas boscosas cerca de los ríos. Cuando se aparea, el macho y la hembra construyen el nido juntos. (Foto: Claudio Contreras Koob)
Un cuitlacoche de pico curvo (Toxostoma curvirostre) se postra sobre un pitayo (Stenocereus thurberi). Esta ave cantora es usualmente solitaria, aunque puede formar parejas o grupos pequeños cuándo se alimenta. (Foto: Claudio Contreras Koob)
Una estrategia para la supervivencia es el pasar desapercibidos. Las alas de la mariposa tronadora gris (Hamadryas Februa) se pierden contra la corteza de los árboles. (Foto: Claudio Contreras Koob)
El lirio de todos los santos (Laelia anceps) es en realidad una orquídea. Durante la época de Día de Muertos en algunas regiones de Veracruz encontramos estas flores en los altares. (Foto: Claudio Contreras Koob)
El saltamontes perezoso (Chromacris colorata) es un colorido insecto mesoamericano. Es capaz de producir un aroma fétido para ahuyentar a sus depredadores. Su coloración es una advertencia de su toxicidad. (Foto: Claudio Contreras Koob)
La araña de panza espinosa (Micrathena gracilis) se caracteriza por su peculiar abdomen. Las hembras llegan a medir hasta 10 milímetros, mientras que sus redes pueden llegar a los 30 centímetros. (Foto: Claudio Contreras Koob)
El rango de la rana arborícola trompuda (Scinax staufferi) es extenso. Se pueden encontrar desde Costa Rica hasta el norte de México. (Foto: Claudio Contreras Koob)
Una caminata de cuarenta minutos desde el poblado de San José culmina en una vista como esta. Los bosques de Joya de manantiales guardan celosamente la belleza de sus cascadas. Es recomendable visitar en época de lluvias para encontrar rebosantes los saltos de agua. (Foto: Claudio Contreras Koob)
La falsa coralillo real (Lamprotelis getula) es una culebra que no presenta peligro para los humanos. Esta serpiente cazadora puede incluso devorar otras serpientes, ya que es inmune a su veneno. Su hábitat es el sur de Estados Unidos y el norte de México. Es también una especie invasiva en la isla de Gran Canaria. (Foto: Claudio Contreras Koob)
Joya de Manantiales es un pequeño poblado dentro de la reserva de la biósfera El Cielo. Hasta la década de los 70s, los aserraderos operaban con gran intensidad extrayendo madera de la zona. Al cesar sus operaciones, quedaron de legado los senderos dónde los turistas pueden practicar la observación de aves. (Foto: Claudio Contreras Koob)
El tlaconete tamaulipeco (Pseudoeurycea scandens) es una especie endémica del norte de México. Esta especie no desarrolla pulmones, en su lugar respira intercambiando gases a través de su piel. (Foto: Claudio Contreras Koob)
Las cuevas de Tamaulipas son hogar de múltiples tesoros naturales. El Newportia Troglobia es endémico de las cuevas mexicanas, y fué descubierto apenas en 2003. Su falta de coloración y exoesqueleto frágil hacen que esta especie permanezca exiliada bajo la superficie. (Foto: Claudio Contreras Koob)
Si bien la mayoría de los caracoles son herbívoros, algunas especies son cazadoras de insectos u organismos más pequeños. (Foto: Claudio Contreras Koob)
El grillo cavernícola ciego (Paracophus caecus) es el único grillo sin ojos del continente americano. Al adaptarse a una vida en las cuevas, la evolución le ha despojado de sus alas. De un color pálido y extremidades largas, es común encontrarlo bajo las piedras en el Sótano de Joya de Salas. (Foto: Claudio Contreras Koob)