Según un estudio de la revista Nature Communications, el 12 por ciento de todas las aves que han existido desaparecieron por los humanos. Esta cifra es el doble del estimado anteriormente por científicos. La destrucción del hábitat por uso del suelo y la introducción de especies son los dos factores principales de esta debacle.
La mayoría de las especies extintas no fueron documentadas. Debido a su anatomía, las aves tienden a no dejar registros fósiles. La mayoría son pequeñas, y con esqueletos huecos, lo que impide su preservación. Los científicos basan la existencia de estas especies con registros escritos de sus avistamientos, lo que dificulta su precisión.
A través de los siglos, los humanos han inducido oleadas de extinción al asentarse en los ecosistemas. La caza, la introducción de especies invasivas y la deforestación son los tres principales iniciadores de estas extinciones. Las zonas más afectadas son las islas, ya que estos ecosistemas aislados son vulnerables a los cambios. Se calcula que 90 por ciento de las extinciones de aves conocidas han ocurrido en este tipo de ecosistemas.
Científicos del Reino Unido crearon un modelo para estimar la cantidad de especies extintas. Este combina la documentación escrita, registros fósiles y cálculos estimados a través del estudio de mil 488 islas. El modelo fue creado por Rob Cooke, modelador ecológico en el Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido en Wallingford, y sus asociados. El equipo incluyó factores como la variedad de predadores y geografía de las islas.
Los científicos destacaron que dos tercios de todas las especies de aves extintas provenían de las islas del Pacífico. La ola de extinción más grande ocurrió hace 700 años en esta zona. Al llegar los humanos a Hawaii, Nueva Zelanda y Polinesia, la pérdida de especies se aceleró 80 veces según el modelo. En 2023, fueron declaradas extintas 10 especies de aves, ocho de ellas endémicas de Hawaii. Entre las especies extintas figuran la reinita de Bachman y el zorzal grande de Kauai.
En México se tiene registro de tres especies endémicas de aves extintas. En los humedales de Almoloya del Río, Estado de México, habitaba el quiscal del Lerma (Quiscalus palustris), extinto en el siglo XX. El caracara de Guadalupe (Caracara Lutosa) fue endémico de la isla Guadalupe, en Baja California. Su extinción fue deliberada, ya que fue cazado por los criadores de cabras hasta su desaparición. La tórtola de Socorro (Zenaida graysoni) es una especie endémica de la isla Socorro, en el archipiélago de Revillagigedo. Actualmente sólo existe en cautiverio. Su último avistamiento en estado natural fue en 1972.